miércoles, 28 de julio de 2010

Momento cargado


Reconoció sus dedos una vez apoyados sobre el tapizado del asiento. Algo produjo un alud de poesías improvisadas. Reaparecieron su juventud y todos los aromas de los viejos tiempos; fue una confrontación sincera en la que no queda claro si los aromas trajeron a la juventud, o si la juventud trajo los aromas, si llegaron juntos o si su propia, y simple, presencia colocó cada cosa en su lugar, en su tiempo y en sus sentidos creando este universo tan placentero.

Ahora ella se despierta convencida ya de no poder arrastrar más el sueño. Él la miraba fijamente como intentando despertarla desde hacía poco mas de quince minutos. Al fin su deseo se cumplió y desataron sus sonrisas al mismo tiempo.


jueves, 22 de julio de 2010

Tranquilo


No esperé que cayera el sol. No pude hacerlo. El pesado recuerdo sobre mis hombros impedía sostener la atención en los apacibles sonidos de la paciencia.

-“Tranquilo…”

No paraba de repetirme la mentirosa palabra, incontenible, fugaz, inalcanzable.

-“Tranquilo…”

Los pasos aparecían y se sucedían unos a otros en unos períodos definidos. Podía suponer que se trataba de excesos de mi conciencia. Trababa mis ideas intentando descifrar el pulso de mis pasos.

- "Izquierda, derecha, izquierda, derecha..."

Armonioso. ¡¡Parecían segundos!! La mágica voz interna daba leña en la incendiada caldera de la impaciencia. Y yo, racionalmente, sin reparar en el apuro, me repetía en susurros mentales:

-“Tranquilo…”


domingo, 18 de julio de 2010

Momento amorfo


Ni triste ni feliz. Ocurren los segundos y la temperatura descendió bruscamente ¡¡¡Ya puedo recordar el invierno!!! Tiempo atrás no podía hacerlo, por eso hoy la sorpresa. Ahora lo que si me sucede es que fácilmente puedo pensar en el calor. Recuerdo la hermosa sensación de poder salir al patio y respirar el fantástico aire templado, mirar el cielo. Estrellas en el cielo, insignificantes sonidos de la ciudad a lo lejos y el ronquido del sol que no deja dormir a alguna luna desvelada.

Permitime sonreírte con los ojos cerrados y decirte palabras especiales... elijo cada una de ellas y muy despacio las dejaré salir.”

Que momento grato. Sentí como en este invierno frío pude aparecer en el calor con esta frase anterior. La brisa tibia tocó mi piel y hasta siento tu sonrisa mientras leés.

Voy a hacer de cuenta que no llueve…

Dame mas de esas cosquillas. Si la tierra pudiera leer esto, te aturdiría dejando caer hojas verdes sobre tu cuerpo. Si esos árboles que nos miran supieran cantar, harían el sonido del viento cada vez que nos acercáramos. Pero nada de eso sucede. Te traje hasta acá para que me hagas reír. Que lástima que no tengo un espejo, pero creeme lo que te digo.

Vi tu sonrisa infinita
Vi hojas precipitando
Cerré los ojos, sentí tus labios
Y las cosquillas de tu presencia
Mientras los árboles cantaban

Estoy sonriendo.”


miércoles, 14 de julio de 2010

La media noche de Google (midnight special)


Esto sucede durante el transcurso de un pequeñísimo día. Una persona observadora no podría notarlo, supongo. El caso comienza cuando Helena, en una de sus cavilaciones, contuvo movimientos y pensamientos luego de las 11:57 PM. Pasaron dos minutos en este proceso de especulación y los motivos de su retorno a la realidad no podía darlos el monitor destellando la pantalla de inicio de Google. Nada para buscar, nada para descubrir, no en este vacío mental.

Treinta segundos más. La cortina que se mueve con una suave brisa y atrae su mirada. Sin pensarlo siquiera, vuelca su atención con su mirada aun perdida y realmente nada anormal. Otro movimiento. Ahora es la puerta y en el mismo estado vuelve a rotar para ver sin ver y es ahí cuando retorna a prestar atención al monitor a la hora indicada.

Las letras de Google cambiaron de lugar. Las letras se transformaron muy lentamente, adquirieron una especie de piernas y lentamente comenzaron a movilizarse. Era muy pesado su andar. Torpemente se empujaban con unos brazos que también les habían crecido. Se reacomodaron con otra configuración de colores y tomaron la forma de la letra de la posición que habían tomado. Apenas un minuto les tomó cambiar.

Helena comprendió que no era estilo suyo ver este tipo de situaciones extraordinarias. Se vio incluida en un hecho difícil de transmitir (sin pasar por desquiciada), entonces se propuso volver a esperar nuevamente el instante.

Las ideas irrumpían en cada tiempo sin charla y nada había para ir contra ello; todo el día pensando en esperar la media noche frente a la pantalla de Google. Y las horas pasaban lentamente con un sarcasmo que no le causaba ninguna gracia. De todas formas el tiempo iba a pasar y eso la amansaba.

Llegó el esperado momento y al menos antes de comenzar a esperar frente al monitor anotó los colores de las letras y se quedó aun mas tranquila. El tiempo se deslizó sobre el contador de días y desplazó del cinco al seis el almanaque. Nada ocurrió. No hubo el esperado cambio de guardia. Las letras y los colores permanecieron en el mismo lugar. Tampoco Google encontró un aniversario o hecho relevante para recordar con una imagen distinta.

Sin dar demasiada importancia a lo sucedido decidió solamente dedicar cada noche unos minutitos a someterse a la observación en búsqueda de terminar de develar esto que para ella era un misterio. Fue así, cada noche unos minutos y… nada… nada… nada.

Las letras, que habían cambiado de forma, se humanizaron (formándoseles piernas, brazos y moviéndose), retomaron su forma de letras y tomaron nuevas posiciones, contuvieron para siempre su estado. Nuevamente son estatuas digitales, precisas.


martes, 6 de julio de 2010

Mas sobre instrucciones de vuelo


Se refiere a la soltura que uno tiene en sus hazañas. No porque sí el texto acostumbra a subrayarse, a sobreactuar su pulcra voluntad en busca del impacto. Así suele hacerse la personificación del delirio de algunos, trasvasado a ficción en otros donde pierde en esencia la fluidez del desplazamiento suave de las palabras azarosamente seleccionadas.

Me refiero a traducir una imagen prácticamente inexplicable sin utilizar ritos ni protocolos. Me refiero a obviar los postigos y marcos de cada ventana que se abre. Dijeron que me encontrarían de ojos añorantes de pasado, de porvenir objetable y de sonrisas escasas. Y acá estoy, sediento de aventura y mirando golosamente las mesas llenas de novedades.

Ponerse de pie al hablar y no fijar la vista. El entorno es profundo y no hay estaticismo en ningún objeto; ¡¡¡¿por que detenernos?!!! La voluntad también se ejercita y tiene inercia inimaginable. Entonces comencé a no parar...

Veras en los misterios pequeños claros y puertas del tamaño de tus propias ideas. Veras los brazos de tus pequeñas ideas abrazando a las personas, buscando donde hacerles cosquillas, llamándolas con susurros con sabor a manzana.

"No paraba de llorar y mirarte
cuando nos vimos por primera vez.
Sonreí tiempo después por el placer de imitarte.
Y tu calor,
otra de las sonrisas que expresaba tu cuerpo,
supo afirmar nuestro sincero reflejo
."


lunes, 5 de julio de 2010

Agita la vida


Devora sus horas
En la calma de esta vida que se agita en su frecuencia
Va confesando sus secretos
Gotea otra sangre y gime vergüenzas
Nos imprime terror
El invierno no congela su sangre
El infierno no quema como sus filos
Da envidia su camino que sigue prolongándose
Da orgullo alejarse


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