martes, 23 de noviembre de 2010


En las noches no nocturnas, no silenciosas
Nada es importante.
Nos volvemos inimaginables, desprolijos y naturales.
Cada día que parece excitante, con su vértigo doméstico,
No da tregua a nuestro placentero instinto
Y me siente mas una máquina que tu propia piel.
Resguardo mi alegría en tu recuerdo en silencio.
Agarrate de mis fotos de presente, esas bañadas en el ahora.
Sentí las palabras que carecen de fonética
Y todo lo que no es sonido
Que a las siete me lleva la injuriosa sociedad.


lunes, 22 de noviembre de 2010

Por donde no se debe


De noche, después de cenar, se aleja entre excusas y palabras difusas; se escapa de su esposa. Con un rostro poco expresivo su mujer lo sigue hasta la puerta. Él la besa y le dice que vuelve enseguida.
Creo que me perdí gran parte de la historia porque hay partes que no entiendo. Ella no le pregunta demasiado y él no explica suficiente, la puerta se cierra con la misma llave que a la tarde siguiente se abre. Llega otra vez de su trabajo y manejan ininterrumpidamente una conversación amable.
No sería yo si no anduviera por donde no se debe. Entonces, hoy, no queriendo ver lo mismo, rodeé la casa cuidadosamente y llegué antes que cualquier otro día. Vi nítidamente la escena del crimen, ya hallada otras veces. La monotonía venció al observador y la historia tendida inerte en la misma situación repetida un sinfín de veces más.

sábado, 20 de noviembre de 2010

¿Cuanto kiwi usaste en esta tarta?


Entró y dijo una frase completamente extraña; cada persona presente huyó perdida dentro de su propia biblioteca mental. Corrimos despavoridos por todos los pasillos buscando éstas palabras articuladas y ningún recuerdo de él contenía algo siquiera parecido.
Era la hora del té y la dinámica tarde de lluvia servía la perfecta infusión, endulzada y acompañada por riquísimas tartas dulces.
Resulta ser una excelente persona, pero poco mundana. La esfera que lo contiene dejó afuera la sonrisa, el afecto, los descubrimientos y la incertidumbre de vivir. Hoy, luego de digerir difícilmente su pregunta, fue gratificante verlo danzar sobre el sabor de las masitas. El deleite expresado en sonrisas convirtió nuestras mentes en ojos, ojos observando. La diversidad de preguntas no fue consultada ya que nadie necesitaba explicación sino tiempo para observar. Él asintió con su cabeza, seña que todos esperábamos para poder seguir disfrutando del té.

jueves, 18 de noviembre de 2010

El artífice del solario

Las cosas que le gustaban eran precarias en elementos sorpresa y se parecían mucho (o demasiado) a cosas que ya le habían pasado. Todas alguna vez le habían ocurrido por accidente, algún enigmático accidente. Es el mundo fenomenal, decía, y ver crecer mis margaritas, o desayunar frente a la ventana. No compartía con nadie la soledad y a la vez, a la soledad, no le compartía nada, absolutamente nada. Y nada pasaba en vano, éste artífice de la vida hacía amanecer (o anochecer) con distintos hechizos que nosotros conocemos y no sabemos que usamos. Entonces merendaba con amigos y el sol inmediatamente caía; entonces se acostaba y lograba en sus sueños que volviera a alzarse desde el horizonte. Nada peor que esperar que los hechos ocurran solos. Solo cuando pensaba en lo que le gustaba se detenía el tiempo. Y soñaba renacer al cabo de su feliz vida.

martes, 9 de noviembre de 2010

Esperar sentado



Debería sentirme bien citándote
Permitime, cuerpo, ofrecer felicidad
Permitime, realidad, convertirme en alegría
Y contá conmigo para llevarme a la infancia
Y no rechazar la inercia que ofrece,
Sino dejarla ser en el olvido mismo.
Pretendo cosas que ni la verdad consigue
Y hago inventarios de utopías gastadas
En soñar despierto no hay novedades. Verá
Aparecer pronto a su verdugo y su guadaña
La esperanza reformulada como perdón,
Y la enorme venganza del olvido.


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