Una quietud de roca,
Y la dura realidad,
Y tus esferas de luz
Y mis deseos de estar lejos.
Tengo en mí los dedos
De este mundo que ahorca
Y los recuerdos felices,
Tus rincones dulces,
Mi locura por tocarte.
Parece cuando caigo
Que mis escritos decantan
Los lamentos que no dictan,
Y se nubla el alma
De un intenso espanto.
Y mas que yo él,
El que predica mis versos
Expresa delicias
Que no salen de mis sueños,
Ni de profundos pesares.
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