miércoles, 20 de octubre de 2010

Adoquín humano


Siento en mi cuerpo
Una quietud de roca,
Y la dura realidad,
Y tus esferas de luz
Y mis deseos de estar lejos.

Tengo en mí los dedos
De este mundo que ahorca
Y los recuerdos felices,
Tus rincones dulces,
Mi locura por tocarte.

Parece cuando caigo
Que mis escritos decantan
Los lamentos que no dictan,
Y se nubla el alma
De un intenso espanto.

Y mas que yo él,
El que predica mis versos
Expresa delicias
Que no salen de mis sueños,
Ni de profundos pesares.



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