Me despertaré agitado una mañana, con la respiración acelerada, tomaré el teléfono y responderé tus preguntas sin espesar el aire. Mas tarde te daré las gracias por escucharme. Pero no quiero adelantarme, el tiempo te hará escucharme y agradeceré.
Los años me harán decir las mismas palabras, quizás con distinta expresión en el rostro y voy a ser el mismo, con la misma oración.
Unos cuantos inviernos convertirán a los ruidos en sonidos agradables. Y nuevas posibilidades en mentiras. No me impaciento… te conozco.
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