domingo, 14 de marzo de 2010

El límite de la mente

.
    Estoy sentado en una silla, frente a un monitor, con unos cuantos dibujitos sobre la mesa de la computadora. Cada dibujo hecho distinto, artesanal, trazado por la misma mano. Todos ellos, con una mínima inversión de tiempo, pueden escurrir la pesadez del viernes por la tarde en el amanecer del fin de semana. Logran filtrar la inquieta vitalidad que crece. Sonando las seis en el reloj, bajando un sol semiotoñal, moviendo la pierna nerviosamente tanto como los dedos sobre el teclado. Van apareciendo las palabras y quedan en oraciones inconexas buscando la idea que me atrape hoy.
    De pronto… Tengo el cuento en la punta de los dedos!! Guau!! El ladrido de un perro me hace saltar de la silla y recordar el dolor de cabeza que aun no se me había ido. Entonces pienso en éste dolor podrido y todas las veces que hoy tuve que pensar en él, pero retorno de inmediato. No a la historia sino al ladrido. En medio del retorno el cuerpo se me escapa… en realidad la mente y aparezco en un pensamiento. Yo no puedo entender mi estado, simplemente lo vivo completamente pleno, incluido en un mundo incontrolable para mi ser racional y vuelo. Parecido a caminar en pendiente negativa, no hace falta pensar y el cerebro hace toda la historia.


     Fuera de control, sin pestañear, paralizado y con la boca abierta. Esto es un mono subiendo un árbol infinito sin pensar en la rama que seguirá a la que ahora tiene en la mano. O carteles de muchos colores, con luces, excelentes dibujos, también animaciones, recuerdos auto-promocionándose, fuegos artificiales, payasos, bocinazos, silbatos, vendedores ambulantes. Nadie dirige, sin embargo aparecen encadenados y es así como cada imagen que tomo tiene que ver con el sonido que escucho, el aroma que huelo y lo mismo cada recuerdo siguiente.
    Ahora si. Las reglas. Soy una persona, dentro de la autonomía que poseo, limitada.

- No puedo dominar mi mente entonces es ella quien me lleva y yo simplemente viajo.
- Un pensamiento a la vez, o imagen o sonido u olor.
- No regresar hasta encontrar el límite de la mente.

     La cara de una persona, su voz, que dijo, de quien habló, conozco esa otra persona, donde trabaja, donde queda el trabajo, ahí hay una parrilla que tiene una salsa criolla muy rica, los criollos de la panadería de la esquina, las cremotas, que parecida esta palabra a “crema”, frutillas con crema, la cosecha de frutillas de pilar, el acceso oeste, una radio repitiendo todos los viajes las mismas canciones, ver la ruta en las cuatro estaciones, la amarilla, la gris, la colorida y la verde, y otra vez, los ciclos de la vida, mis hijos, mis viejos… dejo de pensar. Por no seguir encuentro el límite y se mueven unas dos o tres veces mis párpados y vuelvo a poder mirar el monitor.
    Puedo pensar que sí hay cierto control o defensa, que puedo no seguir enlazando pensamientos y de ciertas cosas no hablar.
.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Free counter and web stats